> HISTORIA

La Asociación Domus Pacis – Casal de la Pau se formó en 1972 en un intento de afrontar y dar salida viable a personas jóvenes que a veces, después de haber pasado por reformatorios, ingresaban en centros penitenciarios como consecuencia de delitos relacionados con sus evidentes carencias de socialización (pobreza extrema o situaciones familiares y sociales traumáticas)

La Asociación entendió en aquel momento -frente al pensamiento tradicional que establecía la desconfianza como punto de partida, y la represión y el castigo como método de intervención- que había que partir justamente de la confianza misma y sostener la convivencia en el reconocimiento y afianzamiento de los aspectos positivos que cualquier persona posee.

En aquella ya lejana primera experiencia, a la que se accedió con el esfuerzo de muchas personas, la Asociación consiguió habilitar un piso, un espacio propio, donde un grupo de jóvenes pudo vivir dignamente y recibir, además, el asesoramiento jurídico necesario según sus circunstancias, y también orientación y ayuda en su búsqueda de trabajo. Las normas de convivencia se establecían de forma consensuada y se asumía el compromiso personal de trabajar para hacer frente a las necesidades personales y al mantenimiento de la casa.

Con la instauración de los llamados servicios sociales, se puso en marcha un Centro de Día para jóvenes donde se realizaban talleres formativos y laborales, y de apoyo educativo. Con el paso del tiempo el perfil de las personas atendidas fue creciendo en edad y se consideró necesario crear una residencia-albergue para dar alojamiento a personas reclusas en sus permisos de salida, libertad condicional y definitiva. Esta residencia estaba ubicada en Natzaret y tenía capacidad para 20 personas.

Posteriormente se reforzó el servicio jurídico al disponer un despacho en la Calle Visitación. Se inició la publicación de la revista “Los marginados” como medio de sensibilización y se realizó el primer trabajo de investigación consistente en un estudio sobre la delincuencia juvenil.

Este periodo fue un tiempo de consolidación de los servicios y programas de la Asociación. Con el paso de los años el perfil de las personas que demandan ayuda al Casal ha ido cambiando. La sociedad se fue sensibilizando progresivamente a esta problemática y las administraciones públicas fueron habilitando instituciones para hacerse cargo de estas necesidades.

Durante los años 80 el Casal se vio enfrentado a nuevas demandas: las derivadas del auge del consumo de drogas y de la aparición a mayor escala del VIH. Se diseñó un programa de atención integral para personas seropositivas o con enfermedades graves y terminales. También se empezó a atender especialmente a personas mayores presas o ex-presas, enfermas, extranjeras, sin ningún tipo de estructura familiar, en programas que fueran capaces de sostener su esperanza y hacerla posible desde el realismo y la responsabilidad personal de todos los implicados: personas voluntarias, profesionales y las personas atendidas.

Por lo que se refiere a la infraestructura de la asociación, el salto definitivo fue la adquisición de la vivienda que es la sede actual de la Asociación, que ha permitido crear un centro de acogida con capacidad para 24 personas y el desarrollo de los diferentes programas que se venían desempeñando. Disponer de mayor espacio ha permitido poner en marcha un programa específico de acogida para liberados condicionales por enfermedad.

A partir de 2005 se ha podido desarrollar un programa de Trabajos en Beneficio a la Comunidad, ofreciendo el Casal como un lugar de cumplimiento de medidas alternativas al ingreso en prisión.

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