Agradecimiento de José Antonio Bargues a la JD que cesa
Cada
vez más -creo que como cosa de la edad que es una experiencia que todos
compartimos- me veo en la necesidad de pedir perdón. Perdón por lo que
digo y perdón por lo que dejo de decir. Olvidé dar las gracias como debía
a los miembros de la Junta que, al dejar de presentar su candidatura,
decidieron no seguir.
El
caso es que ayer día 17 de septiembre celebramos la asamblea del Casal de la
Pau. En esta ocasión, aunque era la asamblea ordinaria, tenía un cierto
carácter extraordinario. Varios miembros de la Junta me habían pedido
insistentemente dejar la Junta y esto obligaba a hacer un proceso electoral con
presentación de candidatos.
El
caso es que, de hecho, uno a uno, todos los que hasta ese
momento habían formado parte de la Junta se habían integrado
porque, en su momento, yo personalmente se lo había pedido y la asamblea había
ratificado mi propuesta . Todas y todos: Carmen Blat, José Luis Duval,
Paco López, Pilar Maldonado, Bertha del Mar, Vicente Martínez, José Luis Olmos
y María Rodríguez.
Y
se lo había pedido porque me inspiraban confianza. Todos y todas me
inspiraban confianza y me siguen inspirando confianza. Quiero decir: si la
selección la tuviera que hacer yo personalmente, les volvería a pedir a todos
ellos y a otros muchos más que formaron parte de la junta.
En
la circunstancia de que cinco de los miembros me habían pedido no repetir,
confiaba en que el Casal de la Pau cubriría las ausencias con nuevos y
comprometidos socios.
Comprobar
que hubo una decisión unánime de no presentarse a la reelección me dejó de
entrada -sin perder la esperanza- una dosis de intranquilidad. La
situación de pandemia hacía difícil la comunicación personal ágil y directa.
Por
mi forma de ser siempre preferiré una junta en la que las opiniones no
respondan ni a posicionamientos de grupo ni a obcecaciones, sino a la reflexión
y al compromiso personal de quien no huye del contacto con la realidad.
Puedo
decir ahora que la junta que decidió ser sustituida el 17 de septiembre ha
funcionado realmente como una junta de debate implicado y comprometido. A
las personas que, por decisión personal de no presentarse, han dejado de formar
parte de la junta, el Casal de la Paz tiene mucho que agradecerles. El
Casal de la Pau y yo personalmente.
No
es fácil haber tenido que bregar por parte de José Luis Duval o de Paco López
con una persona como yo que, por la misma historia personal, puedo llegar a confundir
el Casal de la Pau y todos los que conviven, con mi casa y mi
familia. Reconozco que me ha podido siempre la idea o el carácter de casa
y familia de nuestra asociación. Quizá sin ser del todo consciente de que
al final, siempre aparece sacando la cabecita la parte de empresa con sus
cuentas y sus contratos y sus contratados, que necesita de unos recursos y de
una administración clara. Y durante años allí han estado respondiendo José
Luis Duval y Paco López. No podéis ni imaginar hasta qué punto pienso
que el Casal de la Pau sigue necesitandoos.
A
Carmen Blat, ella sabe de mi confianza y de mi amistad desde hace tantos
años.
Una
enfermería, una cocina, una limpieza diaria necesita de un control implicado
que va mucho más allá de las Juntas Directivas. Y aquí han estado bien
presentes Pilar Maldonado, Vicente Martínez, Bertha del Mar y María
Rodríguez. A María le debo agradecer también su especial preocupación por
mi persona, que ya me va bien, ya.
A
José Luis Olmos que se ha hecho cargo de las relaciones del equipo
penitenciario con la junta sé que, bueno como es de natural, habrá sufrido en
determinados momentos por las tensiones que siempre pueden darse
entre diversas visiones de las cosas. Mejórate, José Luis, que te
necesitamos! Te necesita el Casal de la Paz!
A
todos y cada uno de vosotros -a José Luis Duval, Paco López, a Carmen Blat, a
Bertha del Mar, a Pilar Maldonado, a José Luis Olmos, a Vicent Martínez y María
Rodríguez- a todos daros las gracias pero también pediros que sigáis bien presentes.
El
Casal de la Paz sigue siendo la casa necesaria para tanta gente que vive la
intemperie! Ni vosotros ni yo podemos huir de esta realidad porque sabemos
muy bien que nos implica.
Gracias.