50 Años Abriendo Puertas

En el año 1972, Jose Antonio Bargues fundaba la Asociación Domus Pacis – Casal de la Pau, una entidad de voluntariado que nacía con la misión de dar salida viable a personas jóvenes que a veces, después de haber pasado por reformatorios, ingresaban en centros penitenciarios como consecuencia de delitos relacionados con sus evidentes carencias de socialización.


Muchos son los cambios que el perfil de las personas atendidas ha sufrido durante estas cinco décadas desde su fundación. De la atención inicial a jóvenes en reformatorios que se veían incapaces de salir del círculo de la delincuencia, hemos vivido el efecto entre los más vulnerables de las drogas y el SIDA en los años ochenta, o los problemas de salud mental y enfermedades terminales en la última década.

En la actualidad, el Casal de la Pau presta sus servicios en la céntrica casa de la calle en Llopis: asesoría jurídica, enfermería, orientación e inserción laboral y cualquier otro tipo de necesidad que cada persona precise para construir un itinerario de vida en libertad son prestados en el Casal.

En 2022 la atención se ha ampliado en una casa de acogida situada en la calle Carmelitas especialmente pensada para atender a enfermos terminales y procurarles cuidados y una vida digna en los últimos momentos de su vida.

El papel del voluntariado en El Casal

Durante estas décadas el papel del voluntariado, símbolo visible de la solidaridad valenciana, viene realizando una labor callada dentro y fuera de las prisiones para acompañar de manera incondicional a las personas que salen de la cárcel en una situación de vulnerabilidad extrema.

En estos 50 años, ahora en pleno centro de Valencia, nuestras puertas siempre han estado abiertas para todos. Personas reclusas voluntariado, profesionales… conviven en espacios desde los que tratamos de reponer toda la libertad posible a quienes se han visto privada de ella.

A quién atendemos

A personas en situación o riesgo de exclusión social, personas reclusas y exreclusas sin apoyos familiares ni recursos económicos suficientes y que mayoritariamente presenta largas trayectorias de consumo de tóxicos u otras situaciones de salud que precisan de un acompañamiento comprometido para lograr sus objetivos

Cómo lo hacemos

Acompañando a cada persona en su proceso vital, respetando sus necesidades, expectativas e intereses, ofreciendo una atención integral a través del apoyo del voluntariado y los y las profesionales.

Para ello disponemos de una serie de servicios y proyectos que se articulan en función de cada plan individualizado de intervención y que se activan para favorecer la consecución de las metas de cada persona acompañada.

Dónde

En la sede del Casal, 24 plazas para residentes y centro de día destinado a personas en situación de calle o vivienda precaria.

En la residencia de Carmelitas, 7 plazas para personas con enfermedades terminales.

Dos pisos de tránsito, 7 plazas.

En las cárceles de Picassent y Castellón II.